MUTILANDO LA CULTURA

Bien dicen que para derrotar a una nación, lo primero es borrar su historia. Historia entendemos como un conjunto de acontecimientos ocurridos en el pasado, que forman parte de la cultura. Aunque un país se encuentre en condiciones extremas, lo que debe conservar en todo momento, y que quizá pueda ayudarlo a reorganizarse, es su identidad. 

 

Este alegato debe inferir en todos los países del mundo, incluyendo el nuestro. ¿A quién le gustaría que su cultura fuera ultrajada? Imagino la respuesta de la mayoría.

Desde hace unos días, la prensa Paraguaya se encuentra saturada de informes referentes al conflicto entre Manuel Cuenca y los directivos de canal 9, que llevaron a la suspensión del programa sabatino "La revista de la Semana".

A muchos causó malestar esta tajante medida atribuida, principalmente, al argentino Jorge Pizarro, asesor del canal, quien, por cierto, sólo cuenta con visa de "turista".

Pero esa fue nada más la gota que colmó el vaso.

 

El principal disgusto colectivo se desató cuando Pizarro solicitó la traducción de notas proporcionadas al canal, hechas en guarani. Todo lo demás ya se sabe.

Es redundante afirmar que no podemos permitir este tipo de ofensa en pleno bicentenario de la independencia paraguaya. Sería muy irónico festejar 200 años de libertad del yugo español y dejar ahora que un yugo argentino quiera apoderarse de nosotros, desmeritando nada más que nuestra lengua.

La Revista de la Semana era el programa cultural más visto a nivel nacional. Mediante él, todos nos enterábamos del origen de nuestras costumbres y de los episodios históricos del país. 

Pero bastó para que un extranjero, a quien no le dieron suficiente espacio en su país, razón por la cual optó por hacerse estrella en Paraguay, venga a dar órdenes y a levantar programas de interés educativo.

 

Es necesario hacerle saber que NO PERMITIMOS QUE NADIE SE META CON LO NUESTRO. 

 

Así que les propongo no mirar canal 9, ni de casualidad, hasta que tomen cartas en el asunto y regalen a Pizarro un pasaje de retorno a su país, válido por 100 años. Quizá sea una de las formas de ordenar las piezas del rompecabezas.