El poder de atracción hacia la aventura digital es ilimitado.
Cuanto más pasa el tiempo, más se multiplican las ganas de navegar por mares de redes y ventanas.
El sueño, las tareas y hasta las responsabilidades se ahogan lentamente, víctimas de omisión de auxilio.
Es inevitable autorizar al masoquismo a apoderarse de la mente cibernética, silenciándola para no pedir ayuda.
Aún manteniendo firme la razón, el sentimiento fusionado con la curiosidad, se inquietan y zapatean buscando salir de la oscura prohibición. Pero poco a poco, sacudiendo la conciencia que encuentra datos convincentes, vamos armando el rompecabezas que nos dará libertad para oprimir la tecla "salir".
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¿Qué se habrá hecho de ella? ¿Dónde tendrá su guarida? No en la tecla de volumen. No en las herramientas de microsoft word. Mucho menos en las opciones del Blogger, principal cómplice de su escondite.
Algo nos llama a mirar la esquina inferior derecha allí encontramos una pista: es casi la una de la madrugada y aún no hemos descansado. Debemos brindar tal privilegio a nuestra morada natural, que necesita desahogarse de un día agitado y entrar en un profundo sueño relajador.
Esa es la pieza que faltaba! Es hora de dormir!
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