EL LAVADO DE MANOS

  

 Estamos en plena Semana Santa. Ya nos aprendimos de memoria las frases religiosas alegóricas a la fecha: "Tiempo de reflexión. Tiempo de perdón. Tiempo de cambio", etc., etc., etc. y más que eso, si fuimos a colegios religiosos, desde el primer día de clases nos contaban la historia de la pasión y muerte de Jesús. Quien no formó parte de algún colegio cristiano, lo habrá aprendido en las homilías dominicales. Lo cierto y lo concreto es que sabemos quién es Poncio Pilato, o simplemente Pilatos.


De allí que se nos torna conocida la frase "se lavó las manos", término atribuido al prefecto de Judea. Para quien no entiende el origen de la afirmación, haré un breve relato:




Cuando Jesús cayó prisionero, también lo estaba un conocido ladrón llamado Barrabas. El día de la condena, Pilatos debía dejar libre a uno de los dos, pero el que decidía era el pueblo judío. Fue entonces cuando Poncio Pilato se asomó al balcón, en donde la muchedumbre aguardaba el juicio. Allí preguntó al gentío: "¿A quién debo dar libertad?", ellos dieron su "voto de confianza" a Barrabas y condenaron a Jesús a morir en la cruz.
 Habiendo escuchado tal decisión, Pilatos dijo: "No soy responsable por la sangre de este hombre", momento en el cual se lavó las manos. Pasó la responsabilidad al pueblo y mandó crucificar al mesías. 



Esta historia del lavado de manos, se repite constantemente, día a día. A lo largo de la historia se registran casos de malas decisiones en las que los culpables, lavándose las manos, transfieren la culpabilidad a terceras personas.



 
Para qué ir lejos. Hace dos días presenciamos un caso particular en nuestro país. El mismo presidente de la república encarnó a Pilatos cuando, tras haber cometido la estupidez de declarar asueto el 19 de abril, dejó toda la carga al pueblo paraguayo y se mandó mudar. Como si el país no se estuviese cayendo a pedazos, la cabeza de la república prefiere mirar a otro lado, ignorando los problemas que ascienden por hora. ¿Cuándo será el día en que "Ferchu" superará su adolescencia y tomará las cosas enserio?




 


Hasta la fecha, su gobierno posee más manchas de ineficiencia que un perro dálmatas. Para colmo, todavía hay ciegos que se hacen pasar por ineptos y apoyan su insensatez. 






 

Tomemos cartas en el asunto y no nos callemos. Para la próxima, ya no nos dejemos engañar por lobos que se refujian detrás de una pulcra y respetada vestimenta. 











 

Hay quienes sí valen la pena, pero también quienes se aprovechan del sentimiento humano y desarman de nuevo el rompecabezas que unos pocos intentamos armar. O quizá, su verdadera intención sea lavarse las manos y dejarnos a nosotros la tarea de colocar cada pieza en su lugar, quién sabe.