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miércoles, 31 de agosto de 2011

La falta de infraestructura imposibilita la adecuada formación de futuros profesionales

En cuatro años de carrera, despertamos en la cruda realidad que nos fue oculta desde el ingreso a la facultad. Lo que parecía garantizar un óptimo espacio para el desarrollo profesional, termina ciñéndose al simplismo estandarizado en tecnologías antiguas, salones en estado de deterioro y puras promesas de mejoramiento que nunca llegan a concretarse.

Al realizar un recorrido por el pabellón, se hace visible una absoluta falta de remodelación que amarra fuerzas en las salas de clase, en donde el techo pide a gritos ser restaurado y las paredes quebradas exigen reparación.

La radio, se supone, debe ser un lugar apto para el desarrollo del aprendizaje del siglo XXI, no de la década pasada como lo demuestra en su escaza infraestructura.

La sala de TV, que no es más que un aula común, se ha vuelto un fantasma para los estudiantes: siempre escuchamos de ella, pero nunca la vemos. Hasta la hora, aún no ingresamos a realizar prácticas frente a cámaras. Quizá sea por el simple hecho de no contar con un set adaptado al entorno educativo.

Las múltiples necesidades se amplían con la desfasada malla curricular. Nos guiamos por un modelo antiguo de épocas pasadas. En la mayor parte de su contenido excluye a las materias prácticas, las cuales se consideran mucho más útiles para la futura labor periodística.

Los miembros del centro de estudiantes parecen hacer caso omiso a la lamentable situación de la cual son víctimas los futuros profesionales. Los representantes anteriores se sumaban a la indiferencia y olvidaban su rol. Recién ahora, con el cambio de autoridades juveniles en la carrera, se hace notorio un trabajo más organizado y fructuoso.

Se torna necesaria una urgente regeneración, tanto en materia edilicia, como educativa. Las autoridades deben obrar conjuntamente por el bienestar educativo, organizando seminarios y talleres prácticos, ya que cuatro años no son suficientes para aprender a tomar las armas propias de la carrera. Nosotros quizá ya no seremos beneficiarios, pero rogamos que cuando volvamos a pisar el recinto como profesores o superiores, seamos partícipes de grandes logros que favorezcan al estudiantado.



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viernes, 26 de agosto de 2011

Escenario de inimaginables hazañas! :)



San José de los Campos Limpios de Tapua, nombre original de la ciudad de Limpio. Los primeros habitantes de la región (indios carios), dieron a la zona la denominación de “Tapua”. Esta palabra proviene de dos vocablos: Táva apu´a, que significa “Valle Redondo”.

Los carios vivían en pequeños “távas” (grupo de chozas) que se caracterizaban por contener una forma redonda. Esto se debía a la necesidad de resguardo que poseían los indígenas, quienes deseaban protegerse de la tribu enemiga, los payaguás. Éstos, desde el Chaco, ingresaban a la localidad para saquear y de esa forma mantener su autonomía sobre el río Paraguay.

El nombre de “San José” obedece a un homenaje al colono español, Don José de Casal y Sanabria, uno de los primeros europeos que ingresó al territorio limpeño; también abuelo de Fernando de la Mora.
En aquella época, la zona tenía la peculiaridad de enormes extensiones de campo, colmados de pastizal y escasos árboles; razón por la cual la llamaban “campos limpios”. Hoy en día, aún se conservan las tierras cubiertas de paja y gramas florecientes. 

Con tres designaciones distintas, muy al estilo del territorio, posteriormente conjugó todas sus cualidades y pasó a llamarse “San José de los Campos Limpios de Tapua”, más conocido como Limpio, ciudad de hermosos paisajes portuarios e inmensa historia colonial.

sábado, 20 de agosto de 2011

Un castillo en Paraguay! :)


Indudablemente, la parroquia San Rafael constituye una de las obras más deslumbrantes que hermosean la ciudad capitalina. Su historia apenas sobrepasa los veinte años, sin embargo, la magnitud de la belleza que irradia se ha convertido en un atractivo para los turistas y una prueba de la existencia de Dios para muchos ateos.



Dependiente de la congregación San Carlos Borromeo (quienes llegaron a Paraguay en 1989), la parroquia que lleva el nombre del arcángel Rafael, es refugio de los desamparados y cobija de los más pobres. Ubicada en el barrio Tembetary, esta entidad cuenta con más de 7 centros de ayuda para aquellos que no encuentran apoyo de sus familiares. 



Dentro de sus filiaciones se encuentran: los hogares San Joaquín y Santa Ana, para ancianos de escasos recursos; la casita de Belén, para niños desamparados; la Chiquitunga, para mujeres embarazadas; la escuela Pa´i Alberto; y la clínica Divina Providencia “San Ricardo Pampuri”, único centro asistencial para enfermos terminales en Paraguay.



Además de eso, ofrece servicios a los feligreses que asisten al lugar. Tal es el caso del Café Literario, la pizzería O Sole Mío, la cooperativa Juan Pablo II, entre muchos otros. 



Una fuente que emana agua cristalina rodeada por un hermoso jardín, conforman la entrada perfecta a un sitio en donde el alma parece salir del cuerpo y admirar la belleza celestial desde otra dimensión. Le sigue un pasillo al costado del templo. Al principio todo parece oscuro, pero luego aparece ante los ojos el majestuoso castillo de la parroquia.



Tanta es la hermosura, que hasta el propio Humberto Rubín (declarado ateo), en una ocasión se dirigió al Padre Aldo Trento diciendo: -“Si esto es obra de Dios, entonces yo también creo en El”.
No bastan las palabras para describir la pureza y la tranquilidad interior que se siente al estar en este sitio, es cuestión de vivirlo en carne propia. 






PD: Si quieres hacerlo, ¡es hora!: Cruz del Chaco c/ Alfredo Seiferheld. No te olvides de dar alguna visita, 22 abuelos y muchos niños esperan por ti. :D


miércoles, 17 de agosto de 2011

El “grito” histórico del fútbol femenino


Sapucái constituye una de las principales fuentes de origen del desarrollo futbolístico paraguayo y sudamericano.

El fútbol fue introducido en esta localidad a través de los inmigrantes ingleses, quienes tuvieron a su cargo la construcción del ferrocarril alrededor del año 1885.

Como lo narra en forma jocosa Martha Beatriz Ruiz Díaz Vera en su libro Histórico aporte cultural de los ingleses a Sapucái, al principio, los habitantes que se iniciaban en el juego se limitaban a “atropellar y chutar como sea con el deseo de vencer el arco contrario”; en algunos casos, hasta “hacer explotar la pelota”. 

Pero con el tiempo, tras profusas y extensas derrotas que obtenían los lugareños en los juegos contra los ingleses, finalmente lograron crear sus propias estrategias, comprendiendo la importancia de combinaciones de pases.

Ya en el año 1907, la ciudad contaba con “diestros jugadores”  que hacían frente a las habilidades futboleras de los maestros ingleses. Aun así, las constantes derrotas seguían dejando eco. 

El problema sería subsanado recién en el año 1911 con la creación del club Juventud, primera organización deportiva que no dependía de los ingleses. A partir de allí el fútbol alcanzó un fuerte punto de consolidación que fue desarrollándose a lo largo del tiempo.

Uno de los aportes más significativos de Sapucái en materia deportiva, fue el primer “match” (encuentro) de fútbol femenino de toda Sudamérica. El 14 de mayo de 1926, esta pequeña ciudad se convertía en escenario del nacimiento del primer campeonato femenino no sólo nacional, sino sudamericano.

Lo que actualmente constituyen las competencias futbolísticas femeninas: el torneo Apertura, el Clausura, la Copa Libertadores, la Sudamericana, entre otra infinidad de capacidades futboleras, tuvieron antecedentes en este pueblo.

“La historia deportiva sapuqueña es singular a suya propia” afirma Ruiz Díaz Vera. Con el tiempo fueron creándose más clubes que abrieron las puertas a la afición femenina, muchos de los cuales se mantienen hasta hoy día. Tal es el caso del club Juventud, que el pasado lunes festejaba sus 100 años de fundación.

Lo cierto y lo concreto es que el “grito” de nacimiento del match del fútbol femenino, lo dio este hermoso paraje de verdes serranías que no deja de deslumbrar con sus fascinantes historias.